En 1969 el hombre llegó a la luna y yo a la tierra. Ahí empezó todo.

Después de años donde la fotografía tenía más y más presencia en mi vida, fue al convertirme en madre cuando me encontré permanentemente con una cámara en las manos.  Captar la belleza y la emoción de ver crecer a mis hijos, los instantes efímeros, los gestos, las miradas, las risas, cada uno de los pequeños y grandes cambios que se iban sucediendo, las pequeñas y grandes historias del día a día. Crear recuerdos para toda la vida.

Fui perfeccionando la técnica, investigando, aprendiendo y formándome hasta que poco a poco la fotografía invadió mi vida por completo.

La fotografía de retrato es mi pasión. Poder captar la esencia de la persona que tienes enfrente, mostrar su belleza única, revelarle aspectos de sí misma, empoderarla de su propia imagen, contar su historia. Para mí es simplemente magia.

La fotografía es un potente lenguaje, con él comunicamos, expresamos, cuentamos historias, las vuestras y las mías.

¿Contamos la tuya?

 

 

 

“Lo importante es ver aquello que resulta invisible para los demás”.
Robert Frank